¿Conviene prepagar los créditos en el actual escenario?

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Depende, según dicen distintos expertos. Primero, el crédito debe estar en UF, de lo contrario, no hay beneficio. Para créditos en UF, si una persona tiene liquidez suficiente como para prepagar, antes debería evaluar si existe una inversión que le otorgue mayor retorno que la inflación. Pero también hay otras variables a considerar.

La inflación en Chile no para de escalar y ya está en máximos en más de 27 años: 10,5% anual. Es su mayor nivel desde agosto de 1994. Y el escenario va todavía al alza, aunque la expectativa para el año tiende a moderarse. En el corto plazo, el mercado tiene un rango de proyección de 0,9% a 1,4% para el IPC de mayo. Con ello, el registro anual se elevaría a entre 11,2% y 11,8%, respectivamente. Mientras que, para el año, las perspectivas se sitúan entre 8,9% y 10,4%.

¿Con las perspectivas de inflación subiendo, conviene o no prepagar créditos? Depende, según dicen distintos expertos. Primero, señalan, el crédito debe estar en UF, de lo contrario, no hay beneficio. Para créditos en UF, si una persona tiene liquidez suficiente como para prepagar, antes debería evaluar si existe una inversión que le otorgue mayor retorno que la inflación. Pero también hay otras variables a considerar.

El country manager de Destácame, Matías Lazcano, explica que “la inflación afecta todos los aspectos de nuestra vida, desafiándonos a hacer rendir nuestros ingresos. Los costos permanentes debieran ser cubiertos por ingresos permanentes, mientras que un ingreso adicional, podría cubrir un costo adicional. En ese sentido, no sería recomendable anticipar cuotas con ingresos permanentes que estén destinados a cubrir nuestros costos permanentes. Entonces, solo debemos analizarlo si de esos ingresos nos queda holgura”.

Al respecto, Lazcano indica que “si no estamos pudiendo cubrir estos costos permanentes, podemos tratar de refinanciar las deudas para lograr una cuota más baja, acorde a nuestra realidad, y aumentar la capacidad de cubrir costos permanentes. En general, si se dispone de liquidez adicional, existen dos opciones. Si se dispone de herramientas de inversión con una tasa de interés mayor a la inflación, conviene invertir. En caso contrario, sí sería recomendable prepagar cuotas para liquidar esas deudas”.

El profesor de la Escuela de Negocios UAI, Julio Riutort, dice que, primero, “lo más evidente: al prepagar reducimos los pagos futuros del crédito, al amortizar por adelantado terminamos pagando menos intereses y, por lo tanto, aceleramos la extinción del crédito y nos desendeudamos más rápido. Prepagar es análogo a hacernos un préstamo a nosotros mismos a la misma tasa que nos cobra el banco. Si las condiciones de nuestras deudas son más atractivas que las de otras alternativas de inversión que tenemos disponibles, entonces el prepago puede ser una buena inversión”.

Tricio dice que en los casos en que podría funcionar el prepago es “cuando el crédito es en UF, en donde se pueda extinguir una parte importante de esa deuda”.

Riutort agrega que “prepagar un crédito específico requiere que destinemos recursos líquidos a ese uso. Lo que usemos en ese prepago tiene un costo de oportunidad. Mi recomendación es mirar qué otras alternativas tenemos disponibles (por ejemplo, hacer aportes previsionales voluntarios), verificar que no estamos exponiéndonos a quedar sin un colchón adecuado de liquidez para eventualidades y en caso de prepagar un crédito, elegir el crédito de mayor tasa si tenemos más de uno”.

Intereses y comisiones

Lazcano comenta que “es habitual que haya un costo asociado a realizar prepagos, pero está limitado y definido en cada contrato. Una vez cubierto este costo, que muchas veces es un mes de interés sobre el saldo capital, todo el resto es ahorro para el cliente”.

Tricio asegura que “en los casos de los créditos hipotecarios, generalmente se puede prepagar desde un 20% del saldo insoluto del crédito. En todos los prepagos suelen existir castigos, pero suelen ser bajos respecto a los intereses que se podrían ahorrar”.

En tanto, la ABIF menciona que “antes de realizar un prepago, es importante informarse de las comisiones de prepago -para créditos hasta 5.000 UF, la ley establece un límite a dichas comisiones equivalentes a 1,5 meses de intereses cuando la deuda está denominada en UF, y a 1 mes de interés cuando está denominada en pesos-, y que el deudor evalúe si resulta más conveniente emplear su dinero disponible en el prepago de la deuda o bien destinarla a otros fines, evitando, por ejemplo, requerir un nuevo financiamiento en condiciones menos favorables que la deuda vigente”.

La ABIF añade que “la ley establece límites en las comisiones que se pueden cobrar en créditos hasta 5.000 UF, que se determinan como un número de meses de intereses pactados, calculados sobre el capital que se prepaga. En el caso de los créditos en pesos, corresponde a 1 mes, y en el caso de los créditos en UF, corresponde a 1,5 meses”.

Por su parte, Riutort, afirma que “los créditos hipotecarios siempre tienen la opción de ser prepagados, la escritura del crédito establece los detalles de cada caso, pero en general se puede hacer sin mayores restricciones, salvo requerir el consentimiento del banco si el prepago es por un porcentaje bajo del saldo del crédito o si el crédito es por un monto suficientemente alto”.

Asimismo, el académico explica que “el costo de prepagar un crédito usualmente no es muy alto. Dependiendo de las condiciones negociadas al momento de tomar el crédito, junto con pagar los intereses devengados sobre el capital a prepagar, hay que considerar el pago de una comisión que habitualmente va desde uno a tres meses de intereses sobre el capital que se prepague”.

Riutort agrega que “en el caso de los créditos en UF, es posible que la situación actual de mayores expectativas de inflación esté llevando a que este balance se cargue un poco más en la dirección del prepago. La tasa de interés equivalente en pesos a la tasa en UF del crédito aumenta con la inflación, por lo que, en la medida que el retorno de nuestras alternativas de inversión no aumente en la misma magnitud, el prepago se vuelve más atractivo”.

Por su parte, la Asociación de Bancos (ABIF) detalla que “la conveniencia de prepagar o no depende de una serie de factores particulares que debe evaluarse de acuerdo con la realidad de cada deudor, como por ejemplo, las condiciones del crédito vigente -si estas son más favorables que aquellas que obtendría en un nuevo crédito actualmente-, las comisiones de prepago, y si en definitiva hay una ventaja financiera en hacer el prepago considerando sus beneficios y costos. La recomendación, en definitiva, es a informarse con su ejecutivo sobre las alternativas disponibles, tomando en cuenta los factores antes mencionados”.

El gerente general de Ruvix, Sergio Tricio, señala que “muchas personas se han visto afectadas por el aumento de la inflación. Una de las maneras de beneficiarse, es precisamente a través de la deuda en pesos a corto plazo como generalmente se otorgan los créditos de consumo. Como la tasa está fijada en pesos, a una tasa eventualmente en torno al 15% anual, con un aumento de la inflación del 10%, existe un beneficio al seguir pagando las cuotas con normalidad. Una mala idea sería prepagar un crédito de este estilo, ya que muy probablemente, a medida que avanza el crédito, la carga anual vigente va disminuyendo y ese dinero disponible podría tener un mejor retorno, incluso en un depósito a plazo”.